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Agua, conflicto y transición ecológica

Fuente: Sobre meandros y cascadas o cómo inundar el correr del río. Autoras: Belén Cerezo Montoya y María Rosario Montero

He tenido el enorme placer de coordinar el número 20 ‘Agua, conflicto y transición ecológica’, de la revista Pensamiento al margen, editada por mi querido amigo Juan Manuel Zaragoza desde la Universidad de Murcia. El número se centra en la transición hídrica en el contexto de las políticas públicas españolas y cuenta con once artículos de investigación y una reseña del magnífico libro Memorias Ahogadas, de Jairo Marcos y M.ª Ángeles Fernández.

Las autoras y autores que han contribuido representan una amplio abanico disciplinar, con fuertes dosis de ecología política, geografía, ciencias políticas y ciencias de la sostenibilidad, pero también con aportaciones desde la sociología, el derecho, la antropología, la investigación artística y la práctica de transformación de los conflictos del agua. Parte de los y las autoras comparten posiciones cercanas a la comunidad epistémica de la nueva cultura del agua. Hay por tanto conceptos y asunciones a lo largo de los textos que forman parte de su acervo común, como la defensa de los valores ecosistémicos y patrimoniales del agua. Todas ellas operan en las zonas grises entre la academia y la acción política transformadora en sus diversas manifestaciones, desde el engranaje con movimientos sociales a la interacción con la política pública, pasando por distintas corrientes de ciencia socioecológica co-producida.

A modo de introducción, esbozo una contextualización histórica y conceptual para las lectoras no especializadas en gobernanza del agua, con el objetivo de situar la idea de ‘transición hídrica’ como un tercer momento en la evolución de las políticas del agua estatales, siendo los dos primeros la denominada ‘misión hidráulica’ y la ‘gestión integrada’ bajo la Directiva Marco del Agua. Defiendo que este nuevo momento requiere poner atención a la intersección entre los riesgos del cambio climático, el deterioro de los ecosistemas acuáticos, y la persistencia de problemas de escasez hídrica, contaminación e insuficiente ordenamiento territorial. Todo ello en un contexto de conflictividad, polarización política y afectiva crecientes, donde las prioridades parecen estar virando lejos de la agenda verde.

Para dar cuenta de los debates en torno al avance de la transición hídrica, el número incluye aportaciones teóricas y análisis empíricos, cubriendo temas como la gestión de las sequías y las inundaciones, la transición hídrica justa en el medio agrario, una radiografía de la opinión pública española en torno a las políticas hídricas bajo el cambio climático, los conflictos asociados a la falta de planificación en el aumento de las demandas, al deterioro de ecosistemas emblemáticos o a la transformación de múltiples ‘formas de ser’ fluviosociales. Incluye también un ensayo visual de las investigadoras en artes Belén Cerezo Montoya y María Rosario Montero, autoras de la imagen de cabecera de este post.

Todos los artículos están publicados en acceso abierto, así que animo a navegarlos y disfrutarlos. Feedback siempre es bienvenido!

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Nuevo artículo: Historias sobre co-respons-habilidad en tiempos de polarización ambiental

Este es quizás el artículo con el que más me identifico de todos los que he escrito. Estoy muy orgullosa del proceso de co-producción de conocimiento co-liderado con Paula Zuluaga Guerra en el que exploramos la disputa sobre la eutrofización de la laguna del Mar Menor en Murcia. También estoy contenta con el marco teórico y el análisis que presento en este artículo, mi primer trabajo como única autora. El artículo está publicado en Ecology & Society (¡acceso abierto!), como parte de un número especial sobre co-producción de conocimiento en conflictos ambientales, en el que al menos 10 artículos más se publicarán en los próximos meses.

En el artículo sostengo que la polarización, entendida como un proceso político y relacional de división que se extiende a múltiples esferas de la convivencia social, se está convirtiendo en un obstáculo para la gobernanza ambiental y las transformaciones hacia la sostenibilidad. Para respaldar mi argumento, describo el proceso de polarización en la crisis del Mar Menor como un entrelazamiento gradual de diferencias epistémicas, políticas y afectivas que se han ido agrupando en dos identidades sociales divergentes, “salvadores de la laguna” y “negacionistas de la laguna”, confrontando la responsabilidad de las actividades agrícolas en esta crisis.

Luego me enfoco en la pregunta de cómo la co-producción de conocimiento puede abrir caminos transformadores en entornos altamente polarizados como el del Mar Menor. Para ello, sugiero que la co-producción se concentre en la transformación relacional en lugar de en generar algún producto de conocimiento concreto como un modelo. Basándome en teóricas relacional-procesuales y afectivas, sugiero que la transformación relacional requiere prestar atención a cómo las diferencias emergen y se transforman dentro de las relaciones afectivas en encuentros de conocimiento. Esta perspectiva sobre la co-producción asume que: i) conocer es un proceso relacional de creación de significado, ii) las emociones y los afectos son la sustancia relacional desde la que surgen nuevos significados y iii) una perspectiva de disenso para “hacer la diferencia juntos”, usando la expresión de Helen Verran.

Nuestro proceso de co-producción de conocimiento en el Mar Menor se inspiró en un ethos feminista de los cuidados y en el enfoque de los Laboratorios de Transformación, especialmente en el que organizó un gran equipo de académicos transdisciplinarios en el humedal de Xochimilco en la Ciudad de México. Combinamos ideas de esta experiencia con otras herramientas de participación y transformación de conflictos en un proceso abierto de investigación colectiva en cinco fases, cada una con un resultado relacional esperado. Para analizar la transformación relacional a lo largo del proceso, me inspiro en el concepto de difracción propuesto por Donna Haraway y Karen Barad, como una metáfora alternativa a la reflexión. La difracción no trata de reflejar una realidad objetiva que existe ahí fuera sino que se enfoca en los patrones de interferencia, en cuándo las diferencias importan, cuándo algo cambia en el sentir de los cuerpos, en cómo las cosas son percibidas y narradas y en los efectos de esos cambios en las demás, incluidas las investigadoras.

El análisis difractivo me ayudó a comprender cómo el patrón polarizante se expresaba dentro del grupo de participantes como ciclos de enmarque del problema, culpabilización y evasión de responsabilidades, una trampa de la responsabilidad. ¿Cómo pasar de la responsabilidad como trampa a la respons-habilidad, o capacidad de respuesta, como una cualidad relacional de hacernos cargo de los problemas, tal como sugiere Donna Haraway? En el artículo identifico los momentos en los que la trampa fue desafiada o desplazada hacia un patrón diferente, más co-respons-able, gracias a: reconocer la laguna como una cuestión de cuidados (matter of care) compartida, resaltar cómo el conocimiento nos afecta, encarnar narrativas polarizantes, exponer las incertidumbres en hechos controvertidos y demostrar que se pueden tomar acciones incluso bajo condiciones de incertidumbre.

Este trabajo destaca el potencial de los enfoques relacional-procesuales para abordar problemas ambientales complejos. Enfocándonos en las diferencias, los afectos y la co-respons-habilidad, podemos crear acuerdos parciales y caminos para una colaboración débil pero posible dentro del disenso. Espero que contribuya a las discusiones sobre cómo avanzar en la transición ecológica en medio de la discordia.

Aquí un resumen gráfico del proceso y mis principales aprendizajes:

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New paper: Tales con co-response-ability in times of environmental polarization

This might be the first paper I’ve ever truly written. I’m really proud of the knowledge co-production process co-led with Paula Zuluaga Guerra to explore the dispute over eutrophication of the Mar Menor lagoon in Murcia, Spain. I’m also happy with the theoretical framework and the analysis I present in this, my first sole author, article. The paper is published in Ecology&Society (open access!), as part of a Special Feature on knowledge co-production within environmental conflicts in which at least 10 more papers will be published in the upcoming months.

In the paper I argue that societal polarization, understood as a political and relational process of division that extends to multiple spheres of social coexistence, is becoming a hindrance to environmental governance and sustainability transformations. To substantiate my argument, I describe the process of polarization over the Mar Menor eutrophication as a gradual entanglement of epistemic, political and affective differences into two divergent social identities, ‘saviours of the lagoon’ and ‘denialist of the lagoon’, who confront the responsability of agricultural activities in the lagoon’s crisis.

I then focus on the question of how knowledge co-production can open transformative avenues within highly polarized environments such as the Mar Menor. For this purpose, I suggest that co-production focusses on relational transformation rather than on generating particular knowledge outputs. Drawing on relational-processual and affect theorists, I suggest that relational transformation requires placing attention on how differences emerge from and are transformed within affective relations in knowledge encounters. This stance on co-production assumes that i) knowing is a relational process of meaning making, ii) that emotions and affects are the relational substance out of which new collective meanings emerge and iii) a dissensus perspective for ‘together doing difference’, using Helen Verran‘s expression.

Our knowledge co-production process in the Mar Menor was inspired by a feminist ethos of care and by the Transformation Labs approach, specially the one organised by a great team of transdisciplinary scholars in the Xochimilco wetland in Mexico city. For our process, we combined insights from this experience with other participation and conflict transformation tools in an open ended process of collective inquiry in five phases, each phase having an expected relational outcome. To analyse relational transformation along the process, I take inspiration on the concept of diffraction as proposed by Donna Haraway and Kared Barad.

The diffractive analysis helped me understand how the polarizing pattern was expressed within the group of participants as cycles of framing, blaming and eluding rensponsibility, a responsibility trap. How then to move from responsibilty as a trap to response-ability as a relational quality, as suggested by Donna Haraway? I identify those moments in which the trap was challenged or shifted to a different co-response-able pattern by recognizing the lagoon as a shared matter of care, foregrounding how knowledge affects, embodying polarized narratives, exposing uncertainties in contested facts, and demonstrating that action can be taken even under uncertain conditions.

This work highlights the potential of relational-processual approaches in addressing complex environmental challenges. By focusing on differences, affects and co-response-ability, we can create partial aggreements and pathways for weak yet possible collaboration within dissensus. I hope this study contributes to ongoing discussions about finding ways to advance sustainability transformations amidst discord.

Here a graphical summary of the process and learnings:

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Pensando con el Mar Menor: la pregunta y el problema

Han pasado tres años desde que mis pies tocaron por vez primera las cálidas aguas de la laguna salada en la costa murciana. También han pasado muchas cosas. Mi intención era usar este blog como herramienta para pensar-con el Mar Menor a medida que la investigación avanzaba. Por diversos motivos no he logrado hacerlo hasta ahora, cuando el trabajo de campo está concluido y ando elaborando los resultados en varios artículos en inglés. Así que quiero escribir una serie de posts en castellano que den cuenta del proceso, los dilemas y aprendizajes por el camino.

Cuando comencé en enero de 2021 escribí un esquema de investigación que contenía preguntas y objetivos, no muy articulado, lo justo para arrancar. Partí de una pregunta metodológica:

How to co-produce knowledge on wicked social-ecological issues characterized by severe ecological degradation, multi-actor conflict, social polarization and deep power asymmetries?

¿Cómo se puede co-producir conocimiento sobre problemas socioecológicos ‘wicked’, caracterizados por la degradación ambiental severa, el conflicto multiactor, la polarización social y fuertes asimetrías de poder? La pregunta ya me predisponía a explorar los CÓMO, los métodos, las tácticas, las prácticas, eso que había aprendido en mis dos años en Wikitoki y tanto les gusta a los amigos de Colaborabora. También en la formación en facilitación de IFACE cuyas herramientas quería trasladar a mi ámbito de investigación.

En concreto, lo que me interesaba era explorar la transformación de conflictos ambientales y su relación con eso que llamamos ‘conocimiento académico’ (en singular es obviamente engañoso). A un segundo nivel, estudiar la relación entre las experiencias afectivas del Mar Menor, el conocimiento del mismo y el conflicto social.

En ese momento partí de conceptualizar la eutrofización del Mar Menor como un ‘wicked problem’, siguiendo literatura reciente en el ámbito internacional en esta línea. El concepto de wicked problem fue propuesto Rittel y Webber (1973) para nombrar aquellos problemas que son difíciles de resolver. Venían de la ingeniería de sistemas donde las funciones de optimización son modus operandi. Se dieron cuenta que algunos problemas no respondían a su lógica optimizadora y, al ponerse a pensar sobre ellos, llegaron a definirlos a través de 10 características. Y con ellas, los construyeron en el imaginario investigador, expandiéndose pronto a distintos ámbitos de la planificación y las ciencias ambientales donde los problemas tienen múltiples dimensiones y escalas interconectadas y, por mucho que lo hayamos intentado, tampoco se resuelven con ecuaciones.

Sin embargo, mi lista de características descriptivas del problema social en torno al Mar menor iba bastante más allá de lo que Rittel y Webber plantearon. Y lo que encontré cuando me sumergí en el territorio fue mucho más. De hecho hoy pienso que es un concepto que se queda corto, aunque sirve para enmarcar una parte del problema. También se queda corto otro concepto que me ha influido mucho en mi vida académica y el de problema postnormal (Ravetz y Funtowick 1990), aunque sin duda las incertidumbres, los fuertes intereses en juego y la urgencia del problema son elementos importantes.

Hay elementos más profundos en el Mar Menor que apenas estoy empezando a nombrar y que tienen que ver con los vínculos con la laguna, el impacto afectivo de la eutrofización en la sociedad murciana, la falta de gobernanza o incluso el desgobierno, la tensión entre partidos políticos mayoritarios, la fragmentación social y territorial, y las desigualdades. En medio de esta madeja se encuentra el conocimiento académico, las controversias y las incertidumbres asociadas, instrumentalizadas por el conflicto, reforzando la polarización. Y otra capa de refuerzo: la campaña desinformación y negacionismo orquestrada por la extrema derecha, financiada por los que no quieren moverse ni un palmo de su lugar, que gana más y más adeptos en el Campo de Cartagena (como en el Egido y en Huelva, enclaves con ciertas resonancias).

Tratando de describir el contexto Mar Menor para el último artículo, me sumergí en la literatura de polarización. Se distingue entre polarización temática, ideológica y afectiva, y hay bastante debate sobre si están o no relacionadas. Debate que a mi me sorprende, porque me parece imposible que no lo estén, al menos en el Mar Menor. Me interesó mucho el concepto de cámaras de eco de C. Thi Nguyen, por su capacidad descriptiva de los mecanismos de refuerzo de la polarización: creación de confianza y narrativas compartidas intracámara, deslegitimación activa de narrativas extracámara. Más aún me interesó otro que dialoga con él, el de búnkeres epistémicos de Katherine Furman, porque señala la dimensión afectiva de estas cámaras: en ambientes hostiles, y hoy vivimos permanentemente en ellos, buscamos espacios en los que sentirnos seguras para compartir nuestros valores y opiniones abiertamente. El problema es que tienen fronteras y mecanismos que dificultan salir del bunker una vez que entras. Esto resuena también con la psicología social de los conflictos intratables que describen Halperin y Sharvit en un libro homenaje al legado de Daniel Bar-Tal. Si bien esta teoría se desarrolló a partir del análisis del conflicto Israel-Palestina, la idea básica es muy similar: hay un ‘ethos del conflicto’ que se autoperpetúa a través de la formación de creencias divergentes en torno a la legitimidad, la confianza y la unidad (nosotros vs vosotros) junto a orientaciones emocionales que las sostienen. Cuanto más concibamos al otro como del otro bando, más polarización y fragmentación, más reducción de la multiplicidad de posiciones y diferencias a dos únicas, confrontadas, identidades sociales.

Creo que algo de todo esto hay en el Mar Menor: hay dos bandos de actores sociales enfrentados, cada uno amparado en distintos niveles y partidos de gobierno, cada uno movilizando conocimiento experto para reforzar su narrativa y deslegitimar la de enfrente. Hay también fuertes asimetrías de poder, con algunos actores que ostentan mucho y se resisten al cambio, y otros que están en situación muy precaria y son prácticamente invisibles, especialmente los trabajadores migrantes. Hay duelo, tristeza, rabia y frustración por la situación de la laguna, y también victimismo y agravio, defensiva y negación. Y también hay mucha gente haciendo cosas, cuidando la laguna, cambiando sus prácticas, luchando por su reconocimiento como sujeto.

En 2022 concebí el Mar Menor como un laboratorio del Antropoceno/Capitaloceno/Chthuluceno, usando la triada propuesta por Haraway. Hoy casi que deseo que no sea laboratorio sino excepción, que no se multipliquen ni se expandan situaciones de tal complejidad porque traen mucho dolor y son (casi)imposibles de transformar hacia horizontes de más equidad y justicia social y ambiental. Al menos desde la mentalidad política predominante a la que le aterra la participación y la democracia.

A no ser que haya una revolución. Y quizás el Mar Menor la esté trayendo y no nos demos cuenta aún. Lo cuento en el próximo post.

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Why uncertainty matters in environmental degradation? The Mar Menor case (VI)

Our latest paper analyzes the narratives and uncertainty surrounding the dispute over the overfertilization of the Mar Menor lagoon in Spain. Harmful algal blooms, dead zones, and fish kills are the results of eutrophication – a process that occurs when the environment becomes enriched with nutrients, mostly nitrogen and phosphorous, increasing the amount of plant and algae growth to estuaries and coastal waters.

The Mar Menor lagoon is a protected aquatic area in Southeastern Spain that has been receiving nutrients from poor sewage systems and fertilizers over the last five decades. Early in the 2000s, scientists started warning that the lagoon could become eutrophicized. In 2016, its waters turned green when algal blooms killed off 85% of the vegetation on its seabed. Later in 2019, an event of anoxia – depletion of oxigen in the water – produced tons of death aquatic biota.

In this study, we explored the narratives that explain the causes and potential solutions to the lagoon’s crisis. Results show two increasingly polarized narratives that deviate in the causes for nutrient enrichment and the type of solutions seen as effective: (1) intensive agriculture is the main driver for the Mar Menor eutrophication; and (2) the lagoon has many and complex pressures, agriculture is only one of them.

We further analysed the role of uncertainty in this polarization dynamics. Findings revealed how different uncertainties are mobilized to dispute the centrality of agriculture, like the lack of data on water and fertilizer use or a scientific controversy over the contribution of groundwater to nutrient discharges to the lagoon.

This research contributes to understand eutrophication as an intertwined social-ecological phenomena and how knowledge generation can contribute to sharp polarization. We conclude that different inter- and transdisciplinary approaches may be needed to collectively unpack existing uncertainties.

Cabello, V., Brugnach, M. Whose waters, whose nutrients? Knowledge, uncertainty, and controversy over eutrophication in the Mar Menor. Ambio 52, 1112–1124 (2023). https://doi.org/10.1007/s13280-023-01846-z

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Ways of Feeling Floods

The EbroResilience Strategy is a collaborative governance framework for improving flood risk management in the Ebro River Basin. It is a rare case in Spain, not only because of the active involvement of 5 public administrations, but also for the innovative approach to flood risk management beyond grey solutions. Moreover, it is a highly participatory process with docens of workshops held to engage with those who live by the Ebro shore.

On January 12th, I co-facilitated a workshop on Emotions and Floods with Alba Ballester, the person responsible for the participatory program of the strategy. The goal the workshop is very powerful in my view: to generate information about the psycological impact of floods that can be taken into account in the models used by public authorities in EbroResilience to make decisions. We worked with Nonviolent Communication trying to connect facts – concrete flood episodes experienced by participants – to emotions they felt in those events and to potential needs underlying those emotions.

Alba skillfully conducted the session in three excercises: An individual reaction to a series of pictures with floods, gathered in wordclouds in Mentimeter; a b/o group excercise to share a personal experience of a flood, and a plenary sharing of group work. The outcomes in Spanish can be seen in the beautiful graphic narrative in the head pic and read in this summary from EbroResilience.

The majority of voices aligned in expressing anger, frustration, and impotence. These feelings were related with a perceived lack of effective action by public authorities. For most participants, it was difficult to connect with one particular flood experience. They tended to used blame narratives against who, in their views, is responsible for their suffering. They shared a feeling of abandonment, expressed complaints about administrations not listening to them and demanded action and take control over the situation.

A different note was brought by one participant who spoke about the joy felt for the positive impacts of floods (such as aquifer recharge) and the magnanimity of these events in the Ebro. She spoke of co-responsability and adaptation, of understanding and empathy with the river. Another participant spoke about solidarity and union in his village, where neighbours have organised a system for collective response to flood episodes that helped him keep calm.

For me, the workshop was trully inspiring. I do not get the opportunity to talk about how people feel such an intense natural event as a flood in their homes and fields. Yet, I missed a bit more diversity in the voices expressed, for instance those working within public authorities, how do they feel when they see the river growing?

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Slides from the conference on sociohydrology

Last september I attended the very exciting Delft International Cnference on Socio-hydrology. I was surprised by the interest in interdisciplinary water studies, the deepness of discussions in this direction, and the incredible online-offline setting.

My talk was entitled ‘Eutrophication as an opportunity for multispecies water justice’. I drawed on the work of Alix Levain et al. (2020) that conceptualizes eutrophication as a hydrosocial problem to share some ideas and preliminary results from the Mar Menor case.

Here my slides.