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Enfocando el Mar Menor (III): iniciando el Laboratorio de Transformación

Acabo de viajar al Mar Menor por cuarta vez desde que comencé esta investigación hace un año, justo coincidiendo con la inminente cuarta crisis eutrófica. Se veían las orillas llenas de algas, ovas como aquí las llaman, que se están expandiendo por la laguna.

El objetivo de mi viaje ha sido entrevistar a trece participantes del proceso de co-producción de conocimiento que estamos a punto de comenzar. Paula y yo estamos muy contentas de haber conseguido formar un grupo de personas que están dispuestas a dedicar su tiempo y conocimiento a un espacio de diálogo sobre el Mar Menor.

El proceso parte de la aproximación de los Laboratorios de Transformación (TLabs), si bien la estamos adaptando al contexto y problemática del Mar Menor. Metodológicamente, los TLabs trabajan con la idea de que las transformaciones para la sostenibilidad se tienen que dar en distintas esferas y a distintos niveles a la vez, desde el individual, hasta el colectivo y el sistémico. Para ello, se busca generar espacios de diálogo y co-creación entre personas que representan distintas miradas sobre el problema socioecológico. El primer paso es caracterizar esas diferentes perspectivas para comprender qué es lo que traen al espacio de diálogo y para poder analizar si su paso a través del proceso influye en su manera de ver el problema.

En nuestro caso, hemos enfocado las entrevistas para en primer lugar conocer mejor a las personas participantes, lo que valoran, lo que les preocupa, lo que hacen y con quién se relacionan en su vida. En segundo lugar, hemos hablado sobre su relación con la laguna, su visión de lo que está pasando y cómo les afecta en su vida tanto en sus actividades y relaciones como a un nivel más personal. Estas charlas nos han dado una panorámica bastante interesante de dónde están las inquietudes y los principales puntos de conflicto. También de qué aspectos tienen en común los y las participantes. Sin haber analizado los resultados en profundidad, quiero anotar dos temas que me han llamado la atención, y una reflexión al respecto.

Primero, salvo las personas activas en movimientos sociales, la mayoría no participan en ninguna asociación o colectivo. Prefieren no hacerlo por distintos motivos que van desde la falta de motivación (‘prefiero ir a mi aire’) hasta la percepción de que no hay organizaciones que representen intereses comunes. Esta idea de falta de fraternidad, de vínculos y trabajo por un común permea en casi todas las entrevistas.

Segundo, en lo único que hay unanimidad entre los y las participantes es en que la inacción por parte de las administraciones públicas es una causa más de lo que pasa en el Mar Menor. A la vez, hay un debate de fondo sobre dónde está la responsabilidad y si los que tienen que actuar son solo las administraciones o todos los habitantes de la cuenca.

Cruzando estos resultados, y viendo la ova acumularse en las orillas, me pregunto si el Mar Menor representa, o no, un lugar o problema común para las personas de este territorio y cómo se vivencia la agencia individual y colectiva para actuar en ese común ¿Se sienten estos habitantes con capacidad de acción? Y si no, ¿Por qué? Da la impresión de que no hay mucha confianza en la capacidad de organizarse y actuar colectivamente, en parte porque no perciben apertura por parte del Gobierno de Murcia. Aquí mi falta de conocimiento histórico sobre esta comunidad me impide comprender mejor cómo se han ido dando esas dinámicas para llegar a una situación casi de impotencia o resignación. Y me viene la pregunta de si es posible cambiar este estado colectivo y cómo.

Preguntas para el TLab del Mar Menor.

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Quantitative Storytelling: Science, Narratives, and Uncertainty in Nexus Innovations

Our collective reflection after four year research in the @MAGIC_NEXUS project has finally been published (open preprint: https://zenodo.org/record/5670658#.YYz5bruCFH4). This was a slow and careful science process. We took the time to think together, to cross-analyse our different experiences with the Quantitative Storytelling approach (QST) and to let new insights and learning emerge. I wish I had more of this in my hectic academic life.

We started by looking back at the onset of the MAGIC project, when QST was conceived as an iterative research process that linerly combined narrative analysis, multi-scale assessment of the water-energy-food nexus and stakeholder engagement, with the purpose of transforming dominant policy narratives around innovations for sustainability. We then created a framework for comparing the four innovation cases were involved in: biofuels, shale gas, electric vehicles and alternative water resources. We realised that our processes had not been as linear and iterative as expected. We arrived at a different view of the QST process in which two main avenues can be considered: 1) challenge dominant narratives on innovations as solutions for sustainability problems; 2) co-create new narratives and imaginaries. Rather than direct policy or narrative change, the outcomes from these processes might be diverse and diffuse. They extend beyond the observed time frame and are harder to trace or quantify.

In the long run, routes of this kind may contribute to shared alternative socio-technical imaginaries that may, in turn, lead to changes in the governance of nexus innovations.